Tomatito, el tercero de un trío de ases junto a Camarón y Paco. Digno sucesor de Paco de Lucía acompañando a Camarón. Portador de la sabiduría que le ha dado la experiencia al lado del más grande de este tiempo.

Si hay algo que se percibe cuando estás delante de él, es una gran nobleza, sabiduría y humildad.

Tomatito desprende ese halo del que sabe, del que es flamenco hasta en silencio…

Si, impone su presencia y lo de Tomatito ya le queda pequeño… él es el Tomate, un sabio parco en palabras.

Pocos saben que Tomate es sobrino de un gran guitarrista flamenco: el niño Miguel. Un guitarrista tan grande como poco reconocido por el gran público pero sí por los flamencos más selectos. Un virtuoso de la guitarra que tocaba por instinto de una forma magistral… y al que las circunstancias de la vida no le permitieron desarrollar su arte y mostrarlo al mundo.

Camarón supo intuir en el joven de Almería, la saga guitarrística de dónde procedía su virtud.  

Tomate, que en la entrevista valora las ventajas de los tiempos que vivimos en el Flamenco y la revolución que supuso Camarón, no pierde el tiempo en lamentaciones de si se ha perdido algo por el camino en esta evolución-historia del Flamenco; que, por otro lado, es algo que ha ocurrido desde los inicios.

El Flamenco es fruto de la alquimia y presa de la creatividad de los que se atreven con él… Y de ahí nace y evoluciona… pero es tan poderoso que, en realidad, es él el que marca los límites de manera que, el creador flamenco, si es flamenco de corazón, los reconoce y nunca los sobrepasa, manteniendo la esencia.

 Gracias Tomate por esas palabras, por recordar otro encuentro de hace 20 años, y hasta dentro de 20 años más si Dios quiere.

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